Pues así es, el pasado mes de septiembre tuve la oportunidad, de la mano de
Verballenas, de volver a encontrarme con un gran cetáceo en nuestras aguas, 7 años después de que un niño de 11 años tuviese su primer contacto con estos animales, contacto que marcó profundamente mi afición por las aves y los animales en general. El viernes día 6 nos embarcamos un nutrido grupo de excursionistas en el Hegaluze, y con las primeras luces ya oteábamos el horizonte en busca de aves y cetáceos. No tardaron en aparecer un par de Pardelas Sombrías, que a la postre serían las únicas del viaje, y al de un par de horas de navegación aparecieron unos esquivos Delfines Comunes de los que no pudimos disfrutar demasiado. Tras esto pasaban las horas y el hastío se apoderaba de la tripulación hasta que sonó el grito que lo cambió todo.
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
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| Rorcual Común (Balaenoptera physalus) |
¡Soplo! Tras unos momentos de nervios sin que la ballena apareciese, pudimos localizarla otra vez y pusimos rumbo hacia ella. Se encontraba en movimiento con rumbo fijo, así que navegamos paralela a ella disfrutando de su observación cuando salía a respirar entre inmersión y inmersión, saliendo cada diez minutos con la puntualidad de un reloj suizo. Tras la cuarta inmersión cambiamos de rumbo en busca de más fauna, con éxito limitado, ya que aparte de unos solitarios paíños no vimos nada más.
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| Alcatraz Atlántico (Morus bassanus) |
Finalmente, ya casi llegando a puerto, un solitario alcatraz joven quiso contribuir a las escasas observaciones pajariles del día.
Un saludo
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